Estamos colocándonos a la cola de los países europeos en matería energética. Continuamos teniendo serias reticencias hacia sistemas de generación de energías. Se podría decir que estamos un tanto acomplejados para tomar ciertas decisiones. Evitamos una y otra vez hablar de cómo optimizar de la mejor manera posible la energía. El resultado no se hace esperar. El recibo de la luz va ha ser incrementado en un porcentaje muy elevado, 10%. Algo muy preocupante dado nuestra situacion económica, pero no parece ser suficiente para que reaccionemos salvo el clásico pataleo.
Esta medida que ha tomado el Gobierno español hay que verla bajo otro punto de vista y que podenos considerar positivo. Puede abrirse definitivamente el gran debate energético. Habrá que valorar, sin contaminaciones demagogicas, las diferentes clases de energías. Hay que ahuyentar los tópicos que se han forjado alrededor de las centrales nucleares. Los responsables políticos deben ser suficientemente valientes y liderar el desenmascaramiento de algunas falsedades que se han ido fomentando para demonizar un sistema limpio, barato y seguro de generar energía como el de las centrales nucleares.
Para comenzar sería muy interesante que el recibo de la luz plasmara una cuestión vital. Por un lado, el precio que deberíamos pagar si la energía fuera producida por las llamadas energías limpias y por otro la factura que deberíamos hacer frente si procediera de las centrales nucleares. Una información muy esclarecedora que podría servir para replantearse ciertos criterios.
Una sociedad madura no puede continuar con los ojos cerrados agarrándose al pasado, a mitos o a ideas trasnochadas y carentes de rigurosidad. El futuro no debe ir atado a complejos ni manipulaciones.
Fernando Cuesta
Vitoria-Gasteiz