UNA vez puesta en marcha la Ley Antitabaco, y aún con las dudas que genera esta norma -en la medida en la que existe controversia sobre su efecto en la prevención de esta dependencia-, lo cierto es que estos primeros días desde su aplicación han estado marcados por la reacción inmediata de instalar terrazas de invierno para los fumadores, como está ocurriendo en Vitoria, y los pequeños incidentes que se han sucedido en distintos puntos del Estado. Los enfrentamientos físicos han sido puntuales y con gran eco mediático y en la medida en la que pase el tiempo tenderán a desaparecer. Sin embargo, la entrada en vigor de la ley ha reabierto un delicado debate sobre la profunda incoherencia del papel que ejerce el Estado en este asunto al endurecer el consumo del tabaco con una de las legislaciones más restrictivas de Europa, mientras se beneficia de los ingresos fiscales que genera su venta. La decisión de algunos hosteleros alaveses de retirar estos aparatos de sus bares van más allá de lo simbólico. Su enfado por las limitaciones que se derivan de la implantación de esta norma en sus establecimientos se ha traducido en un boicot hacia la venta de un producto que genera al Estado unos ingresos millonarios. Según los últimos datos recabados por el Ministerio de Economía y Hacienda se estima que entre enero y octubre de 2010 se recaudaron algo más de 10.811 millones de euros, un 3,18% más que en la misma época del año anterior. De hecho, la decisión del Gobierno de Zapatero de aumentar el precio de la cajetilla de tabaco hace justo un mes tenía una finalidad estrictamente recaudatoria; el Ejecutivo espera obtener 780 millones de euros para equilibrar los 230 millones que va a dejar de ingresar con la reducción del impuesto de sociedades. Y en medio de esta polémica suscitada por la Ley Antitabaco llama poderosamente la atención que el Gobierno autorice aumentar los puntos de venta permitiendo a las gasolineras su comercialización cuando desde 2006 lo tenían prohibido. Para que la Administración (ya sea central o autonómica ya que en pocas semanas se dará luz verde a la ley vasca) tenga autoridad en la lucha contra el tabaquismo debe empezar a aclarar cuál es su papel en este asunto porque mientras la mano derecha da con el mazo, la izquierda recauda, y mucho.