DÍA de balance de inocentadas. Lo de la luz no lo es, ya se lo aclaro por si acaso han pensado que al Gobierno le ha entrado algún ramalazo cómico y por un segundo han respirado tranquilos. Tampoco lo es lo de la reforma de las pensiones o la subida del gas. Esto, más que con cara de inocentes, nos deja con cara de tontos y/o cabreados. Siguiente. No soy muy aficionada a hablar de otros medios de comunicación, porque los trapos sucios se lavan en casa. Pero me tiene realmente triste el aciago final que la fusión Telecinco-Cuatro ha reservado a CNN+: canal 24 horas de Gran Hermano. Esto más que inocentada es un signo de nuestro tiempo: el del triunfo de la escatología. Eso sí, no me cabe duda de que será muy rentable: viva el capital, que decía la gran Bruja Avería cuando a los pobres niños les quedaba algún resquicio de calidad en la programación televisiva, más allá del imperio Disney y sus estrellas infantiles, promesas de las clínicas de rehabilitación de cualquier tipo de toxicomanía. Lo de la intervención de la Audiencia Nacional en los partidos de Liga programados para el 2 de enero... En fin, sólo se me ocurren tres palabras: estado de alarma. No vamos a consentir que un sector estratégico para este país -Ángel María Villar dixit: "El fúrbol es nuestra vida"- se pare porque unos cuantos privilegiados protesten... ¡Venga, que es broma! En fin, que está la cosa chunga para la inocencia. Siempre lo ha estado, supongo. A fin de cuentas, la bromita de Herodes se llevó por delante a un montón de infantes.