Está muy bien que Vitoria empiece a ser por fin una ciudad ambiciosa y que no tenga miedo en meterse en proyectos de gran envergadura, como el del auditorio. Está muy bien, asimismo, que Vitoria aspire a tener una infraestructura de referencia que genere tráfico de ciudadadnos locales y visitantes y que pueda ser, encima, motor económico para la ciudad. Ahora bien, el proyecto del auditorio, siendo brillante, adolece del pequeño problema de falta de financiación, como les ocurre por otra parte a cientos de pequeñas y medianas empresas de nuestro tejido económico. ¿No nos estaremos metiendo, por empeño de la Corporación, en un viaje sin retorno -y sin reflexión ni debate- que terminará llevando a la ciudad a un agujero negro?