Las palabras del presidente de la FIFA sobre la conducta sexual que los gays deberían observar en el futuro Mundial de fútbol de Qatar 2022, han despertado una justificada oleada de protestas en distintos ámbitos progresistas, relacionados o no con este colectivo. Sin embargo, la cuestión de fondo no es ésta, sino la profunda contradicción de los principios deportivos y de igualdad, de los que la propia FIFA hace gala, y la celebración de un campeonato mundial en uno de los estados más retrógrados en cuestión de igualdades, especialmente para las mujeres y los gays.
En justa consecuencia con estos principios, deberían rechazarse las candidaturas de todos aquellos países que no se enmarquen dentro de lo que entendemos como sociedades democráticas, igualitarias y de respeto a los Derechos Humanos. Aunque el propio Joseph Blatter se ha adelantado a negarlo, las motivaciones económicas priman sobre cualquier otra.
Ya lo dijo Groucho Marx: "Éstos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros".