NO pretendo hacer un análisis en profundidad sobre el sistema de pensiones y la necesidad o no de reformarlo, entre otras cosas porque estoy segura de que carezco de los conocimientos necesarios para que ese examen sea medianamente serio. Pero imagino que en éstas estamos el común de los mortales y, supongo, algunos tendrán dudas parecidas a las mías. Por ejemplo, no cuestiono que con la evolución de la piramide poblacional el sistema actual se colapse en algún momento, me parece bastante lógico. La solución más simple parecería garantizar el relevo generacional, en otras palabras, más jóvenes. Y aquí me surgen las dudas: primero, porque ni administraciones ni empleadores se creen de verdad eso que venden sobre favorecer políticas de conciliación familiar y laboral. Segundo, porque la alternativa a tener hijos que rejuvenezcan la población es la llegada de inmigración, pero esto sólo nos mola cuando hay un mercado laboral boyante. Y tercero, porque para que el sistema funcione ha de haber empleo, pequeño detalle sin importancia... Otra solución para sostener el sistema: ampliar la edad de jubilación. Vale, a 67 años... o a 80. Segunda duda: el otro día este periódico publicaba un estudio de una empresa de recolocación en el que se cifraba en el 85% los currículos de mayores de 50 años que buscan trabajo que acaban en la basura. Así que explíquenle esta necesidad a un parado de 55 años -lo que se llama en las estadísticas "parado de larga duración"- o a esos prejubilados más o menos a esa misma edad que, sí o sí, se van a ir a sus casas con la oleada de fusiones de cajas.
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