si de salir de la crisis se trata, el informe PISA que cada tres años elabora la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ofrece suficientes puntos de reflexión sobre los graves y profundos problemas que arrastra el sistema educativo en el Estado español de cara a medir su capacidad competitiva con las economías más desarrolladas. Esta evaluación internacional del rendimiento del alumnado de 15 años, que se desarrolla cada tres años en 65 países y en la que han participado 25.887 estudiantes, evidencia el estancamiento de un sistema educativo que se mantiene debajo de la media de los países desarrollados en capacitaciones como la lectura, los conocimientos en matemáticas y ciencias. El Estado español ocupa las primeras posiciones en estudiantes repetidores y eso se ha reflejado en la encuesta, ya que el 36% de quienes hicieron el examen había repetido algún curso. Además, la media obtenida se ha visto compensada por los resultados que alcanzan algunas comunidades autónomas que sí se elevan por encima de la media en los indicadores analizados. Es el caso de la Comunidad Autónoma Vasca y de Cataluña que, lejos de arrastrar los supuestos problemas derivados de la implantación de una educación bilingüe, ofrecen datos mucho más positivos que el resto de las autonomías; la CAV supera a la media de la OCDE en comprensión lectora y, sobre todo, en matemáticas, fuente de la capacitación intelectual para adentrarse en los estudios tecnológicos y científicos. Al margen de las diferencias que pueden derivarse del carácter público o concertado de los centros, lo que PISA vuelve a poner en evidencia es que las ciencias siguen siendo una asignatura pendiente del sistema educativo vasco. Pero el problema aumenta de forma exponencial si el análisis crítico se refiere al grave problema que arrastra el resto del Estado, máxime teniendo en cuenta que la economía basada en el ladrillo y en el turismo ha tocado a su fin, lo que obliga a la economía española a apostar por una reorientación total de su economía. Si el reto a medio plazo es crear nuevas estructuras productivas, el Gobierno debería tomar buena nota de los resultados de este PISA y apostar decididamente por potenciar la educación, como en su día hizo Finlandia y que tan buenos resultados le está deparando.
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