LA situación por la que atraviesa EITB nos llena de preocupación. La pérdida de audiencia, los problemas relacionados con la libertad de expresión y el pluralismo, la dependencia de los intereses partidarios que padece el servicio público de la radiotelevisión vasca, en particular ETB -dependencia que llega hasta imponerse sobre el trabajo profesional de sus periodistas- no son problemas nuevos, vienen de hace tiempo, pero se han agudizado en el último año.
Las reflexiones que aparecen en este artículo de opinión surgen desde el ámbito estrictamente académico. Se sitúan, por lo tanto, al margen de la lucha partidaria. Los y las firmantes de este artículo actúan desde su libertad de pensamiento, lo hacen a título individual y sin pretender representar a la institución, inducidos por un ánimo constructivo, con la única intención de aportar ideas, propuestas y, quién sabe si hasta soluciones; sugerencias que, en definitiva, coadyuven a superar la situación en la que hoy se encuentra EITB.
Quienes firmamos este artículo impartimos docencia en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Tenemos, así, responsabilidad directa en la educación de los futuros profesionales de la comunicación de este país y creemos tener cierto criterio para dar una opinión, tan legítima y criticable como cualquier otra.
En esta situación de crisis que vive EITB, queremos apuntar, en particular en tres direcciones: la apuesta por un servicio público integral y de calidad de EITB, la democratización del ente y la aprobación legal de un Consejo Vasco del Audiovisual.
ETB surgió hace ya casi treinta años, en 1982, con una vocación de servicio público y con un objetivo añadido claro: contribuir a la normalización del uso del euskara en nuestra comunidad.
Hoy, desde determinados sectores políticos se defiende abiertamente en todo el estado español la progresiva privatización de los canales autonómicos aduciendo que ofertan "un servicio muy caro e inasumible para las arcas públicas". Si EITB se abandona a las directrices exclusivas del mercado o se redimensionan su estructura y servicios, se pondrían en riesgo no sólo sus objetivos fundacionales, sino incluso su propia supervivencia como grupo comunicativo. Este es nuestro punto de partida.
EITB debe ser ejemplar en su apuesta lingüística, primar su función social sobre las leyes del mercado, ofertar calidad frente a contenidos indignos o dudosos y tener siempre en cuenta que su misión fundamental es servir a la comunidad de la que es expresión.
La puesta en marcha real y efectiva de un Consejo de Redacción dentro del propio ente ayudaría a dar prioridad a los criterios profesionales sobre los meramente políticos a la hora de elaborar los informativos y a mantenerlos fuera de toda sospecha.
La reforma de la ley de creación de EITB posibilitaría una representación social más amplia y plural de su Consejo de Administración y completaría la democratización del ente.
Los Consejos del Audiovisual de Catalunya, de Navarra y de Andalucía, en continuidad con numerosos Consejos en países europeos, acumulan años de experiencias positivas. También aquí su función arbitral resultaría crucial para vigilar la salud y pluralismo del conjunto del sistema comunicativo vasco (no sólo de EITB).
Desde esa preocupación y desasosiego por el presente de EITB y desde la esperanza ante su futuro, urgimos a la adopción de medidas e informamos de nuestro compromiso de propiciar foros de encuentro que faciliten la búsqueda cooperativa de soluciones.