EL pasado día 30 de noviembre se celebró el Día de las Personas Sin Hogar en Europa, el 1 de diciembre fue el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, este año ha sido el Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social... años, acciones, celebraciones y actuaciones que confían en que "otro mundo es posible"... y que pasan desapercibidas para la mayor parte de la sociedad.

Si preguntáramos a la población vasca cuál es la noticia social que más le ha llamado la atención esta última semana, con toda seguridad recordarán el fallecimiento de dos sin techo en un edificio en ruinas en Santurtzi, y el control de las ayudas sociales por parte del Departamento de Empleo y Asuntos Sociales de Gobierno Vasco. Nada de aquello que mencionamos en primer lugar habrá llamado su atención. Y por supuesto tampoco habrán participado en las actividades de los días Mundiales, Europeos etc? que hemos mencionado.

Las entidades sociales tenemos la cansina percepción de que para la mayoría de la sociedad las personas en situación de pobreza y exclusión social no existen más allá de su condición de perceptores de ayudas públicas y de acontecimientos tristes y sórdidos como la muerte en la calle, el maltrato, la discriminación, el robo, los pisos patera etc? Lo que les pase, lo que sufran, lo que vivan o malvivan no nos preocupa y, si se puede, preferimos que no nos salpique. Es lo que los ingleses llaman Not in My Backyard .

En la Red Europea contra la Pobreza en Euskadi (EAPN Euskadi) aglutinamos una treintena de entidades sociales de la CAPV que trabajan día a día con estos colectivos y sabemos de su precaria situación, de sus necesidades y de sus problemas sociales, personales, laborales, familiares, económicos? pero también sabemos de su fuerza, de su potencial, de sus ganas de luchar. Por eso compartimos su rabia, o su apatía, cuando vemos que los medios de comunicación, las instituciones, el Gobierno y la sociedad en general los resume a un número ("88.000 personas cobran la Renta de Garantía de Ingresos", "dos sin techo mueren en Santurtzi", el porcentaje de cobros indebidos de la RGI -antigua Renta Básica- en 2009 es de 4,6%...), o a un expediente, un caso o un indicador.

No estamos en contra de que se cuantifique la pobreza. De hecho, para nuestras entidades es importante saber que según los datos de la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales de la CAPV de 2008 el volumen de personas que se encuentran en una situación de pobreza severa o grave ascendía a 88.643 personas (4,1%) y de pobreza relativa a un 14,6%, equivalente a 313.215 individuos. Cifras que incluso desde los servicios de nuestras organizaciones podríamos actualizar constatando que desde 2008 el volumen de personas en situación de pobreza se ha incrementando, que las necesidades se han diversificado y ampliado mientras los recursos públicos y privados han mermado considerablemente. Pero lo verdaderamente importante no es cuánto sino por qué, cómo y quién. Y es que SON PERSONAS, no son un número, ni un porcentaje ni un ratio? ni siquiera tienen por qué ser un titular de un periódico que hoy les magnifica y mañana les olvida. Son personas. Y como tal deben ser tratadas.

Por eso desde EAPN Euskadi pedimos al Gobierno Vasco y al resto de las administraciones locales que al hablar de ayudas económicas lo haga reconociendo a la mayoría de las personas perceptoras que no defrauda, que por supuesto cumple los requisitos para cobrarlas y que siguen los itinerarios de inserción marcados por los propios servicios públicos que les apoyan y supervisan. Del mismo modo, también solicitamos a los medios de comunicación que no utilicen a estas personas como chivos expiatorios del malestar social derivado de la crisis económica y social en la que vivimos. Y de paso que cesen en su campaña de desprestigio de las entidades sociales (sin ánimo de lucro, no lo olvidemos) que les acompañamos.

Por último, desde EAPN Euskadi hacemos un llamamiento a la población vasca para que participen en la construcción de una sociedad más justa, social, igualitaria, en la que todas las personas encuentren su espacio y en la que cada vez haya menos días y años europeos de celebración como los que mencionábamos.