EN esto de la crisis, me temo que voy dando bandazos ideológicos del neoliberalismo al comunismo recalcitrante, pasando por momentos de anarquismo. Bien, eso me da un poco igual, por aquello de que suelo sospechar de la gente monolítica e impermeable. Pero vamos a poner unos 85.000 millones de eurazos de la hucha para rescatar a Irlanda que, no se engañen, son para rescatar a sus bancos, cuando aquí nos dicen que hay que ahorrar. Y claro, me pongo en plan Cantona y digo que le den por saco a la banca, vamos a hundirles del todo que no recuerdo yo que hayan socializado nunca beneficios igual que socializamos sus pérdidas. Pero está ahí la inevitable pregunta. ¿Quién les dio pasta a los bancos irlandeses para engordar su burbuja inmobiliaria? Fundamentalmente bancos británicos y alemanes, pero también del resto del mundo, entidades que, por cierto, se financian con los ahorrillos del pobre o no tan pobre ciudadano, encantado -quizá sin mucha consciencia- de ganar 20 en lugar de 10. El momento de flagelación se me pasa pronto, al fin y al cabo hay unos cuantos tipos por ahí especializados en hundir economías -países y, por tanto, seres humanos- y ganar un potosí especulando. Algo de eso también hay en la efervescencia de los mercados. Que se lo pregunten al amigo Soros, uno de los supuestos líderes de un grupo de esos hedge funds de Wall Street que nos llevaron al abismo hace tres años y que, dicen, tienen 8.000 milloncejos de dólares apostados contra el euro. No sé. Quizá debiéramos reiniciarlo todo, como el ordenador.
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