En Latinoamérica, a principios de la conquista, se pensaba que los nativos no eran seres humanos y no tenían alma. Sus costumbres eran tan diferentes que no las podían entender y, mucho menos, tolerar. Por eso justificaban la explotación, la esclavitud y la desigualdad. Después de las guerras de independencia, la esclavitud fue abolida y poco a poco se fueron reconociendo a los pueblos indígenas con sus culturas y su dignidad humana. Aunque todavía falta mucho por hacer.
De seguro es conocida por todos la lucha de los negros en Estados Unidos para obtener primero libertad y, más tarde, igualdad. Su esfuerzo valió la pena y se pueden ver sus frutos en la actualidad. Ahora, en ese país, discriminar a un afro-americano es un delito grave. Son ciudadanos estadounidenses y tienen los mismos derechos que todos. Me alegro por ellos y aplaudo el esfuerzo de sus ancestros y el que en muchas ocasiones realizan todavía por defender su dignidad.
Pero, generalizando, la cultura norteamericana no ha entendido el significado del la no discriminación que creen haber alcanzado el siglo pasado con Martin Luther King. Hoy, miles de hispanos cruzan la frontera para buscar una mejor vida del otro lado en condiciones extremas y con gran riesgo de muerte. A lo largo de su recorrido sufren muchas injusticias, pero llegando, más. Tienen que buscar trabajo inmediatamente porque arriban endeudados y despojados de todo. Los que consiguen son bajo condiciones reprochables, horarios explotadores y con salarios miserables. No pueden exigir seguro social ni justicia. Están separados de su familia y las personas que los rodean les son hostiles por el racismo que se genera.
El ex secretario de Seguridad Nacional de EEUU, Michael Chertoff, acusó hace tiempo a los inmigrantes de ser una amenaza para el medio ambiente porque dejan desechos humanos, basura, botellas tiradas y otros artefactos en su camino por el desierto. También existe un fuerte prejuicio sobre la criminalidad de los latinos. Son vistos como un peligro para la seguridad. Si algunos jóvenes tienden a ser violentos es su reacción a la frustración que sienten porque se les deniegan sus oportunidades a la legalización y, por consiguiente a un ascenso social. Los latinos también se sienten bombardeados por los medios de comunicación que los demoniza y contagia sentimientos racistas.
La historia se está repitiendo, lo único que ha cambiado son las excusas para hacer parecer al racismo racionalidad.