ARALAR y EA ratificaron ayer en la comunidad vecina la apuesta de ambos por Nafarroa Bai como opción estratégica ante la oferta de Batasuna de conformar un nuevo sujeto electoral entre las tres formaciones. Los emplazados no cierran la puerta a futuras líneas de acción conjunta de fuerzas soberanistas, pero no están dispuestos a romper NaBai para dar entrada a una corriente que, cuando menos, chirría con los principios fundacionales de la coalición navarra, además de que excluye a otros integrantes de la misma, como el activo grupo de independientes y el PNV. La plataforma vasquista y Batasuna representan dos proyectos políticos legítimos y representativos, pero con ETA aún activa son muy diferentes y distantes en sus principios, acción política, objetivos prioritarios y hasta visión de país. La permanencia de una ETA activa, independientemente de que su voluntad sea la de abandonar la violencia, y los equilibrios de la izquierda abertzale oficial ante la organización terrorista, resulta un primer obstáculo insalvable y es un problema que atañe exclusivamente a Batasuna. En este sentido, el debate del escenario navarro no es algo que se circunscriba a esta comunidad, sino que, más bien al contrario, resulta muy ilustrativo de los movimientos de fondo que subyacen en el conjunto de la política vasca y es parte de un rompecabezas en el que también encaja, entre otras piezas, la ruptura aún no consumada de PNV y EA en la Diputación de Álava. Es incuestionable la existencia de vasos comunicantes entre ambas realidades, así como el hecho de que las dos comunidades se mueven en esta cuestión con ritmos diferentes, entre otras cosas porque en la CAV no existe un movimiento articulado como NaBai, que ha basado su éxito, entre otros factores externos, en su pluralidad y en el ensanchamiento de las fronteras de su espacio social más allá del espectro abertzale clásico, con una importante participación de independientes y de un PNV que desde el minuto uno quiso mantenerse al margen del denominado polo soberanista. El horizonte electoral es la referencia más inmediata para todos estos movimientos, pero ese límite temporal es el que probablemente explique soluciones diferentes para que unas piezas y otras puedan encajar en un mismo puzle.
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