VALE, de acuerdo, organizamos un concurso de nombres para el auditorio, lo que ahora se denomina rimbombantemente Centro Internacional de Congresos, Exposiciones y de las Artes Escénicas. Saben que nuestros dilectos próceres han llamado a varias empresas de mercadotecnia y publicidad para que se devanen los sesos en este bautismo, que cuando logren encontrar la palabra adecuada serán debidamente recompensadas. Para ahorrar el pastón que nos va acostar esta búsqueda, hace unos días propuse en este mismo espacio algunas posibilidades, como Potato Arena y las combinaciones silábicas que ofrecían Follett, Marsalis y Celedón, triunvirato heroico. Varios lectores lanzaron sus ideas en la ciberpágina del diario: Zubi Meta, hallazgo musical que combina euskera y castellano; Sebastián Iradier, pentagrama alavés; La Paloma, derivada del anterior; y El Tordo, propuesta con más mala hostia que homenaje ornitológico. Anímense, lectores, y prueben. Vale de todo, siempre que guarden el respeto debido y no haya que pagar derechos de autor; Gatillazo Arena, por ejemplo, debería contar con el permiso de Evaristo y el resto de la banda. Una compañera de trabajo propone pirueta y media y lanza la idea de rehacer el proyecto, que ya estamos acostumbrados a tirar el dinero. Apuesta por un nuevo edifico rodeado de árboles, orgánico que se dice ahora, llamado GAI, es decir, Green Auditorium International. Inmensas posibilidades de explotación en materia de respeto al medio ambiente y a la diversidad sexual, aunque sea con ye.
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