Desde hace algún tiempo, coincidente con elasalto al poder del frente español PSOE-PP, se viene constatando el hundimientode ETB. Un desastre que, como todos los de este tipo, viene determinadosimplemente por el abandono de su audiencia. Una caída libre que cada vez esmayor y, de seguir así, más grande será.

Sin embargo, parece ser que a los responsables de tal desastre no sólo noles importa, sino que una y otra vez nos aburren con su discurso de normalidaddemocrática, de una tele vasca para toda la ciudadanía, etc. Y empecinados ensu miserable deseo de diluirnos en la normalidad de la democracia estatalsiguen su vertiginosa caída hacia un abismo sin posibilidad de retorno.

El problema que tienen además los del frente español, sin embargo, no es quevan a conseguir la destrucción de una televisión propiamente vasca y diferente,sino que su objetivo principal, que es destruirnos como pueblo tambiéndiferente, no lo van a conseguir jamás. Los Ares, López Álvarez, Buenes,Prietos, Surios, Rojos y toda esa cuadrilla de advenedizos de ilustreascendencia vasca (véanse si no sus apellidos) nos quieren doblegar como lo hanintentado durante siglos sus padres, abuelos, hermanos, etc. del otro lado delEbro.

Hasta ayer lo hacían directamente mediante sus ejércitos, hoy lo intentanademás con la cultura, atacando sin disimulo al euskera y destruyendo unatelevisión que nos costó, a nosotros los vascos, sudor y lágrimas.

Menos mal que son tan cortos que no engañan a nadie. Si no, véase elinfantil truquito del mapa del tiempo que se ha inventado el preclaro ointeligentísimo periodista Surio. Primero amplía el mapa de Euskal Herria,después lo diluye entre las provincias españolas limítrofes (cuyo tiempo nosimporta tres puñetas, sea dicho de paso), después resalta con colores másfuertes las Vascongadas. Ahora sólo falta que borren el resto. ¡Cuánta miseriay cuánto miserable! En fin, a todo cerdo le llega su San Martín y a éstostambién les llegará. ¡Sin duda!

Mientras tanto, añoraremos aquellas tertulias plurales en las que todoshablaban de política vasca con libertad. Aquellos programas de cocina deSubijana en los que se enseñaba a cocinar de verdad. (...) Mientras tanto espreferible ver cualquiera de las cadenas españolas, pues para ver españolas esmejor verlas sin maquillar. ¡Qué pena!