LA reunión mantenida el viernes en Donostia entre el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y la abogada de Arnaldo Otegi y representante de la izquierda abertzale Jone Goirizelaia -esta vez sin posibilidad de desmentidos, gracias a la habilidad profesional de nuestro fotógrafo-, independientemente de las versiones sobre las circunstancias que la han promovido, certifica la existencia de los contactos que ambas partes negaron hace apenas unos días, pero sobre todo es la imagen de una realidad mantenida en la penumbra que, sin embargo, debe asumirse públicamente como lo que debe ser la verdadera normalidad de las relaciones políticas en Euskadi. Más allá de que los contactos y el diálogo son el evidente camino de la política y la expresión real de la apuesta única por las vías pacíficas y democráticas, la relación entre la izquierda abertzale histórica y los socialistas vascos, aun si fuera a título individual, es cuando menos un síntoma de los movimientos, más o menos soterrados, con que las diferentes fuerzas políticas encaran o protagonizan un proceso que debería llevar, esta vez sí, a la paz definitiva. Las feroces críticas a quienes pretendieron ya en 1998 y 2006, o incluso antes, alcanzar una solución definitiva al problema de la violencia en Euskadi, así lo atestiguan. Los socialistas se empeñan en negar la evidencia, la necesidad del diálogo y el diálogo mismo, su ejercicio, por simple temor al fracaso o, todavía peor, por miedo a la reacción de quien les tiene embridados desde una posición de fuerza como socio político y único apoyo de su Gobierno en Euskadi. Sólo así pueden entenderse las fuertes y reiteradas presiones recibidas por el Grupo Noticias por parte de altas instancias socialistas y en amplios y variados frentes para evitar por todos los medios la difusión de las fotografías y de la noticia de la reunión. Y, ante la lógica negativa a estos intentos de hurtar a los lectores -aun con grandilocuentes pero vacuas apelaciones al trabajo "en favor de la paz"- del conocimiento de un hecho relevante, los socialistas optaron por filtrar el encuentro a medios afines para que les dieran cobertura ofreciendo la edulcorada y oficial versión de la cita. El diálogo, en política, es imprescindible. Y su negación, real o hipócritamente fingida, no es sino un irresponsable intento de aprovechamiento político partidista.