mí agradeseg mucho cómo tratagme gente de Vitogia-Gasteis en visita vegano pasado. Enseño fotos de "almendrga medievfal" en mi país y gente se queda pegpleja, no aprgesia Kasko Viejo, no ve Katedrgal Santamagia, no ve Mugalla, no ve Toge de Señoga Ochanda? solo vfen cologes chillones que comen monumentos histogicos. Me prgeguntan ¿cómo en Vitogia hacen mugal chillón en presioso Kanton Kaggnicegías? ¿Cómo pintag fachada con cologes que saltan de paged, junto a museo Bibat? ¿Cómo ginocegontes, jigafas y pandas hasta pog tejados de edifisios?

Ya sée que no cuela, que nadie se cree que esto es la carta de un turista que acaba de visitarnos, pero es una forma breve de ilustrar lo que, a mi parecer, está sucediendo en nuestro querido Casco Viejo.

No sé si la iniciativa Itinerario Muralístico ha terminado ya de realizar obras o va a continuar pintando y pintando, sin tener en cuenta el entorno en el que se ubican los murales. No sé quién decide dónde se puede pintar y qué se puede pintar. Pero hay que ponerle freno o como mínimo tomar un tiempo y reflexionar sobre la validez de este proyecto muralístico.

No es normal que allá donde hay un punto de interés (torre muralla, catedral, museo?) se pinte un mural que se come todo lo que hay a su alrededor, desplazando el centro de interés y convirtiéndose en el nuevo centro de atención. Sólo invito a cualquiera a pasear por el Cantón de las Carnicerías echando un vistazo a la torre de doña Otxanda. La única forma de volver a apreciar el emblemático edificio sería pintarla de rosa chicle para armonizarla y equilibrarla con la fachada pintada a sus pies. Creo que el Casco Viejo tiene suficiente potencial como para no tener que añadirle elementos completamente ajenos a su carácter. Es como si las cataratas del Niágara necesitaran una fuente luminosa con grandes chorros de agua para potenciar su visita.

No es una crítica a los murales, que pueden ser joyas artísticas, es la necesidad de pensar antes de tomar decisiones que tanto afectan al entorno del centro histórico. No vale cualquier lugar, ni cualquier mural, ni cualquier gama de color.

Como ejemplo: una nueva invitación a pasear, esta vez por Zaramaga, con otra iniciativa muralística. Hay decenas de grafittis y pintadas, no sé si en exceso, mejores y peores que gustarán más o menos, pero la sensación es completamente diferente; no saltan de las paredes, no hacen desaparecer edificios, se ven integradas y, a mi juicio, hasta dan un cierto y nuevo carácter al barrio.

Miguel Alfredo Hernández Busto, "Zirika"

Vitoria-Gasteiz