Este señor sí que era verdadero sindicalista y socialista, con todo lo que conlleva. Cuántos sindicalistas tendrían que dimitir al saber que el señor Camacho nunca se ha beneficiado de su condición, viviendo en un piso sin ascensor y con una pensión con su mujer de 1.500 euros. Tendrían que dimitir porque se aprovechan de los sindicatos a nivel personal y económico, y no digamos nada de algunos socialistas que a base de escaños en todas las instituciones se han hecho millonarios... Descanse en paz, señor Camacho.