NO he oído ni una sola postura crítica ante el proyecto de ampliación del Buesa Arena y eso me resulta muy preocupante. No quiero comulgar con ruedas de molino y quiero manifestar mi desacuerdo, aun sabiendo que no sirva para mucho. Me gusta el deporte en general y en concreto el baloncesto. Disfruto con el Baskonia y sigo orgulloso sus andanzas, por la TV y ocasionalmente en el pabellón. Soy consciente de lo que aporta dicha entidad a Álava y que precisa un trato especial. Sin embargo, cuando nuestras instituciones están reduciendo alarmantemente sus presupuestos en materia social, cuando se paralizan obras de infraestructuras (colegios, ambulatorios?) por falta de dinero, cuando los profesionales de educación, sanidad y servicios sociales se quejan de falta de recursos, cuando esas mismas instituciones recortan los salarios de sus trabajadores y trabajadores ? se nos plantea como prioridad ampliar la capacidad de un pabellón que gestiona una entidad privada y que en escasas ocasiones vemos lleno. Y quienes no vemos su necesidad somos enanos mentales.

Esta obra costará 30 millones de euros, lo que supone que cada asiento nuevo de la ampliación va a salir por casi 6.000 euros, a mi juicio un lujo arrogante en los tiempos que corren, un insulto a quienes están sufriendo las consecuencias de la crisis económica. Pero que, encima, se nos intente justificar su puesta en marcha por su valor estratégico fundamental para el territorio (el propio diputado general habló de "uno de los motores para el desarrollo" de Álava) va más allá la tomadura de pelo. Las mismas mentiras escuchamos cuando se justificó la anterior ampliación y sabemos cuantos actos al margen del baloncesto se han venido haciendo en el pabellón.

La ciudadanía debe saber que dicha obra no es sino el resultado del trapicheo fraudulento que nuestros políticos vienen haciendo con el dinero público. La obra del Fernando Buesa es consecuencia del mercadeo entre partidos, una compensación en el difícil intento de equilibrar la implicación de las instituciones en otras inversiones igualmente cuestionables, en otros territorios (nuevo estadio de San Mamés y ampliación de Anoeta). Lo demás es papel de regalo para hacer atractivo el paquete.

Pienso que la ampliación del Buesa puede esperar y que hay otras muchas prioridades para esos 30 millones de euros. En el convencimiento que mi reflexión es compartida por una mayoría inmensa de la población del territorio, pido que se de marcha atrás en este proyecto.

Endika Rodríguez García