El pasado 28 de julio falleció mi madre, Mª Cruz Guergué, en un desafortunado y trágico accidente en la carretera A-124, con el cruce de la carretera de Elvillar, dentro de la zona urbana de Laguardia y con limitación de velocidad a 50 kms/h. Qué decir que el cruce es muy peligroso y así lo acreditan los múltiples accidentes de coches y atropellos acaecidos en este cruce hasta la fecha. La cuestión es que hay proyectada una rotonda en ese lugar desde hace ya un par de legislaturas por lo menos.

Queriendo hacer ver a los ciudadanos alaveses en general y a los políticos y técnicos correspondientes la peligrosidad de dicho cruce, coloqué dos inofensivas pancartas, una a cada lado de la carretera, en paredes privadas, denunciando el estado de dicho cruce, con el propósito de que sea solucionado de una vez y evitar accidentes y muertes evitables como la de mi madre. Muchos ciudadanos las pudieron ver el día de la Fiesta de la Vendimia.

Parece ser que a alguno no le gustó dicha forma de pública denuncia y envió una brigada de vigilantes de carretera de la Diputación, que amparándose en "hacer limpieza" arrancaron las pancartas, aclarándome que ellos eran unos mandados.

Querida Diputación, por ese cruce pasa mucha gente a pie. En sus cercanías está la sede de la Cuadrilla de Rioja Alavesa, un restaurante, la Uaga, los bomberos, bodegas, la Hoya , etc. No cierren los ojos ni utilicen la táctica del avestruz ante problemas fácilmente subsanables que generan muertes. Los políticos y técnicos están para dar soluciones no para hacer como con las pancartas: que no se vea y que no se entere nadie, no vaya ser que alguien nos critique. Es triste que los políticos actúen siempre a posteriori pero es del todo lamentable tratar de esconder los errores y no solucionarlos, máxime habiendo muertes de por medio. ¿Quién será el responsable en el próximo accidente?

¿Cuántos convenios colectivos y acuerdos vergonzantes contra la clase trabajadora han firmado durante estos años atrás? ¿Cuántos afiliados se les habrán marchado aburridos y desengañados? ¿Por qué se ha esperado, a organizar esta huelga engañosa general a estas alturas de la crisis? Y por último, lo más inquietante y escandaloso a la vez: ¿sufren la crisis, el paro y el doloroso drama familiar de los trabajadores los dirigentes y liberados sindicales?