27de septiembre; una fecha que nos recuerda la dignidad de una lucha contra la dictadura y la represión promovida y desarrollada por el genocida y criminal Francisco Franco. En este día, hace 35 años, fueron segadas las vidas de cinco antifascistas que combatían al régimen autoritario implantado por este general golpista alzado en armas contra el legítimo gobierno republicano.

El genocidio o asesinato de masas es un delito internacional que consiste en la comisión de un exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivos de nacionalidad, ideas políticas, etnia, raza o religión. Asimismo se define al terrorismo de Estado como la utilización por parte de un gobierno de métodos ilegítimos como la coacción o persecución, el secuestro, la tortura, el asesinato o ejecución extrajudicial, empleando recursos policiales, parapoliciales o paramilitares, orientados a inducir el miedo en una población civil determinada. ¿Alguien puede negar el empleo de esos métodos por el régimen franquista?

Pero ante las atrocidades y crímenes de lesa humanidad cometidos, es vergonzosa la impunidad de la que gozan a día de hoy los impulsores e integrantes de aquel régimen, ocupando aún cotas y puestos relevantes de poder y que ha originado una situación que se ha venido a denominar modelo español de impunidad, basado en una ley de punto final, mal llamada de amnistía, en contra de la legislación y derecho internacional, o en una Ley de Memoria que impide acceder a la verdad y nos niega el derecho a la justicia y a la reparación y que la mayoría de asociaciones memorialistas denunciamos por tardía e insuficiente y que lejos de reparar y cerrar heridas, las abre y hace más profundas.

Tenemos una tarea: recuperar la memoria -que no la dignidad, que nunca perdieron- de todas las personas represaliadas por la rebelión y dictadura franquista que, al contrario de lo que nos quieren hacer ver, no acabó ni con la muerte del dictador, ni tras la llamada transición y posterior implantación de la Constitución. Hay signos y evidencias reales de la pervivencia y aplicación de prácticas franquistas durante los años posteriores.

La matanza del 3 de Marzo fue en 1976 uno de los episodios más significativos de aquella continuidad franquista, pero fueron muchas más las agresiones posteriores -Montejurra, Sanfermines 78, Gladys del Estal, Lasa y Zabala y un largo etc.- que se podrían nombrar. En ningún momento hubo una ruptura con el régimen anterior. Por el contrario, la represión prosiguió, se utilizó la guerra sucia y se continuó con la conculcación y vulneración de toda clase de derechos y libertades.

Vaya desde aquí nuestro mayor reconocimiento a los gudaris caídos en todos los tiempos y lugares en la lucha contra el franquismo y la opresión y a favor de instaurar una total y real democracia.

Eva Barroso, Andoni Txasko y José Luis Mtz. Ocio

Asociación 3 de Marzo de Vitoria-Gasteiz