Ahora que empieza la recogida de diversos frutos del campo -en Álava, uva o patata- llegan los temporeros, contratados directamente o en origen. En ocasiones disponen de un contrato y unas condiciones óptimas y totalmente legales. Para ello UAGA ha tomado las medidas necesarias para realizar las contrataciones en origen. Sin embargo, siguen existiendo trabajadores sin unas mínimas condiciones económicas ni materiales para trabajar y vivir dignamente. Todo ello debido a que les contratan de forma ilegal, sin abonar el precio justo ni ofertar un mínimo como vivienda o locales donde instalarse.

Hay patronos o mafias que se aprovechan de estas circunstancias -como evidenciaba la información que este diario publicó el viernes- y en estos casos al agricultor que contrata a estos temporeros hay que incluirlo igualmente en el grupo de mafiosos. Personas que por ahorrar un poco se aprovechan del trabajo de personas necesitadas.

La Administración debería vigilar más este aspecto y realizar controles a pie de campo a fin de poner en su sitio todo aquello ilegal y por supuesto sancionar severamente a estas personas.

¿No es posible conocer quienes realizan correctamente sus contrataciones? Es de suponer que el boca-oído funciona, pero otro tema es que nadie se atreva o quiera pronunciarse al respecto.