Sugirió Nietzsche que "no hay hechos, sólo interpretaciones", y quizás por eso es natural que la prensa, como los periodistas, sea diversa. Si le dejan. Y es que el ejercicio del derecho al libre pensamiento continúa aún hoy cercenado en Euskal Herria. Por eso es justo y urgente que exijamos una vez más a ETA que retire la amenaza a todos los periodistas y medios de comunicación, sin límites ni excepciones, mas no temporalmente, ni de forma "ofensiva", sino incluyendo las "defensivas" y para siempre. También lo es que el Estado español libere a los dos últimos periodistas en prisión de un medio de comunicación vasco injustamente cerrado, como es el silenciado caso de Javier Salutregi y Teresa Toda.

Las periodistas y los periodistas vascos somos diversos y ni ETA ni el Estado pueden ni deben moldearnos a su conveniencia. En aras a convivir pacíficamente, tenemos que ser nosotros quienes encontremos, no necesariamente similitudes, pues tenemos derecho a ser diferentes, sino quizás complementariedades. Pero antes de ser blanco de las legítimas y recurrentes críticas de los intransigentes que consideran ofensivo incluir en un mismo artículo a todas las víctimas de las violaciones de los derechos humanos que en nuestra tierra se cometen, cabe recordar que sólo la unidad de los profesionales de la información y la firme identificación de todos los abusos cometidos, conseguirán contribuir a un necesario escenario de paz.

En la Euskal Herria actual, sin olvidar el pasado y de cara al futuro, hemos de defender a los redactores de todos los medios amenazados por ETA, así como a los periodistas encarcelados de Egin. Primero porque es justo y, segundo, porque sus derechos son nuestros derechos, por encima de intereses ideológicos o empresariales. La lucha por la defensa de los derechos humanos, y en este caso, del derecho a la libertad de prensa e información, no ha sido precisamente un camino de rosas. En la violentada historia del periodismo vasco todo lo malo está ya escrito, entonces todo lo mejor queda por escribir, como siempre: si nos dejan.