NO cabe duda de que la violencia de ETA es uno de los problemas que más preocupa a nuestro pueblo, pero ya hace tiempo dejó de ser el principal problema. ETA, con el comunicado del pasado domingo, ha querido poner la violencia nuevamente como epicentro de los problemas de Euskadi, cuando en realidad hace tiempo que es un problema que realmente sólo le preocupa a ella, puesto que al resto, incluida la izquierda abertzale tutelada, nos preocupan otros muchos problemas que resolver en beneficio de la gente que convive entre nosotros.
No me olvido ni de las víctimas ni de la gente amenazada, a la que desde luego ETA se ha encargado de hacerle la vida imposible, como tampoco me olvido del sufrimiento de los familiares de presos y presas, a los que se les castiga injustamente. A ellos y ellas, seguro que les resulta esperanzador el comunicado de ETA.
Mientras ETA y su mundo parece que andan buscando un argumento que les permita terminar con el sufrimiento de tantos y tantos años, y que a su vez dé cobertura a su ineficaz y torpedeante proceso de construcción nacional, los abertzales seguimos trabajando día a día, en todos los rincones de Euskadi, en pos de construir una Euskadi soberana, libre y con capacidad de decisión.
La elaboración y discusión de los presupuestos del Estado español, del Gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos, es en este momento el problema a corto plazo que se debe abordar en aras a la resolución del conflicto económico que muchas familias diariamente deben solucionar para poder vivir con dignidad. Este conflicto sí que está en el meollo del pueblo vasco y sí es, en este momento, el verdadero problema a resolver.
Aprovechando la necesidad de Zapatero, la negociación de los presupuestos del Estado resulta clave para dar otro paso en la resolución del conflicto vasco. No es que lo piense o diga yo, sino que basta escuchar y leer la visceralidad de las reacciones que se están produciendo en la opinión pública de España, para saber que la negociación de esos presupuestos es realmente lo que parece poner en cuestión la indisolubilidad el Reino de España.
Más allá de una transferencia, lo que realmente escuece es que entre españoles y vascos, de tú a tú, se pueda estar dialogando y encontrando. Por un puñado de votos somos y nos hacemos fuertes en cualquier lugar donde, el que ostenta el poder, nos pueda oír. Y así, años de lucha, sin treguas, años de construcción nacional. Ahora toca traer las políticas de empleo, pero ayer tocó traer una televisión, una Real Academia de la Lengua, una policía... Hasta un Estatuto refrendado por el pueblo.
Además, en diputaciones y ayuntamientos se sigue construyendo país, apretando el cinturón, para conseguir que nuestros mayores tengan calidad de vida, para que el medio ambiente se respete, para que practiquemos deporte... ¿No es esto construcción nacional? ¿No es un hecho diferencial nuestra calidad de vida con respecto a España, avalada por todos los indicadores que proporciona la estadística?
Del Gobierno vasco actual no puedo decir mucho, pues lo único que sabemos es que los fumadores tendrán problemas para fumar en espacios públicos y poco más. Bueno sí, que estarán atentos para ver qué negocian los del PNV en Madrid. Mientras no molesten...
A los que hemos vivido en esta tierra desde que nacimos, y han pasado unos cuantos años, la negación de que en 2010 somos más nación que en 1980 nos sorprende y si además desde el sentimiento deseamos vivir en la Euskadi Askatuta que tantas veces hemos gritado, no es creíble que alguien nos insista en la exigencia de mínimos democráticos, marcos transitorios, etc. Pero sobre todo, no es aceptable que nos llamen a la lucha cuando llevamos años luchando por nuestro país. No son nadie para darnos lecciones.
Que para que ETA termine no hace falta más que ETA quiera terminar. Si es necesaria ayuda internacional, bienvenida sea, pero su comunicado, táctico y forzado, me temo que pretende poner en el centro de nuestras vidas un problema, un terrible problema, al que ellos nos han llevado. Bien está si esto supone el Inicio de ciaboga, como titulaba el lunes el editorial de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, pero los abertzales nos levantamos todos los días, y día a día, con mayor o menor acierto, trabajamos de sol a sol para que la tierra que nos vio nacer o nos acogió crezca libre y, cuando lo crea su gente, pueda decidir su futuro.
Me niego a que los meses que vienen, tan importantes para el devenir de los vascos y las vascas, estén condicionados por la finalización de un conflicto armado. Me niego a que ETA y su mundo condicione, ahora y luego, nuestro proceso de construcción nacional, y que no reconozca los logros de gentes como Agirre, Leizaola, Garaikoetxea, Ardanza e Ibarretxe. Ya tenemos una propuesta de Estatuto Político de la Comunidad de Euskadi aprobada por el Parlamento vasco en 2005 y rechazada de malas maneras en Madrid. Ahora está en un cajón, vigente y lista para ser discutida cuando toque. Pero me niego a que ETA no nos deje avanzar, por querer convertirse, nuevamente, en el centro de atención.