MUCHOS de ustedes habrán visto en alguna ocasión documentales sobre el reino animal o tendrán enciclopedias multimierda sobre el tema con espectaculares fotografías y animaciones fetén, pero en ningún lado se dice la verdad sin tapujos: el humano, dada su capacidad intelectual y reflexiva, única en el planeta, es el ser más imbécil, por delante incluso de la mantis religiosa macho, que muere devorada por la hembra después de aparearse. Porque sin esta premisa, no hay manera de entender cómo existen personas capaces de practicar en hoteles o apartamentos de vacaciones el salto de balcón a balcón, o de balcón a piscina, por diversión o por sorprender a la concurrencia, que es aún peor. Hay gente que se deja la vida, como el joven británico que ayer cayó desde un quinto piso en Mallorca. Tontos somos y tontos moriremos.
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