Todos sabemos que los talones de la OTA tienen un límite de tiempo. El pasado 14 de julio lo sobrepasé y me encontré en el cristal de mi coche el sobrecito con la multa. Como buen contribuyente, saqué el ticket para su anulación (5,50 euros), lo introduje en dicho sobrecito con la multa y lo metí en el buzón del parquímetro. A los nueve días (el 23 de julio) recogí en mi buzón de casa la sorpresa de la multa. Pasé por el Ayuntamiento para informarme de los motivos y la respuesta fue: "Mire señor, usted colocó el talón hasta las 17:14 h. y el de anulación lo introdujo a las 18:16 h. Lo ha hecho dos minutos tarde, siendo el tiempo límite de 60 minutos; por lo tanto, la anulación no es válida". "¿Y ahora qué?", pregunté con cierto asombro. "Pues que pierde usted el dinero entregado para la anulación y la multa sigue su curso".
Señor alcalde: ¿será tan intransigente con otras infracciones?