A finales del régimen autoritario del general Franco, entre 1970 a 1974, el país tuvo niveles de paro reducidos, mientras la población activa crecía, debido a la exportación de mano de obra al extranjero, en los tres años siguientes, se vería un estancamiento del empleo y la población activa y el paro llega a un 5%, debido a la llegada de la crisis del petróleo a España. Iniciada la Transición y principios de los 80, el paro llega hasta el 21,2% en 1985, la población activa crece hasta los 14 millones, con la problemática de que había que reconvertir las empresas, que los tres planos de desarrollo habían incentivado con descuentos fiscales, a pesar de que esas mismas empresas en el resto de Europa occidental en los 60, habían entrado ya en crisis y es que si, al norte de la península eran ineficientes, más lo iban a ser en un país que solo dedicaba a investigación un 0,21% de su PIB en 1970 y en 1980 el 0,43%.
En 1984 el Gobierno de Felipe González pensando que con una flexibilización los problemas del paro se solucionarían, crearon una nueva ley laboral, que permitía la contratación temporal, sin causa justificada, algo que no ocurría en ningún otro estado europeo, ni siquiera hoy y la introducción de las ETT, en el mercado laboral. Entre 1985 y 1990 se da un periodo de expansión económica, creándose casi dos millones de puestos de trabajo, aunque el crecimiento también de la población activa hizo que el paro se quedara en el 16,2%, al final de la fase de expansión económica, pero también se dio una nueva característica en el mercado laboral, la ley de 1984 ahora había creado, un factor de pobreza y exclusión social muy importante, la temporalidad, que duplicaba al resto de los miembros de la CEE. Empleos que antes eran fijos, ahora eran temporales y en peores condiciones, con lo que la posibilidad de formar una familia o comprarse una casa, se hicieron mucho más difíciles, de 1991 al 94 el paro llego a su cifra más alta en la historia, desde que se contabiliza, alcanzando el 24,2%, dándose cuenta el Gobierno Central de su error, se reformo el mercado laboral, pero no se elimino la legislación perjudicial que había introducido.
Aquí comienza una nueva fase de expansión desde 1995 hasta 2008, que hizo a España volver a tener una tasa de paro equiparable a la de los países de su entorno, situándose este en el 8,3% antes de la crisis, las mujeres pasaron de ser el 34% de la población activa a principios de los noventa, a representar el 55%, la temporalidad siguió siendo el punto negro económico, y lo que es peor donde nadie hacia lo que tenia que hacer.
Hace dos años comenzó la crisis, produciéndose en primer lugar, un mayor numero de despidos entre los temporales, aunque esto no ha evitado que seamos el estado miembro con más temporalidad, un 25% con la salvedad de Polonia, que es un país en vías de desarrollo. Es por ello que las medidas de este Gobierno, son tan erróneas como las de González en 1984, bajar la indemnización por despido de 45 a 33 días, solo generara más pobreza y miseria entre los nuevos parados, los empresarios para colmo no solo podrán despedir más fácilmente, sino que parte del despido lo pagara la Fogasa, es decir el Estado.
Si lo que realmente quisieran es solucionar el enorme problema del mercado laboral, lo primero que deberían hacer es igualar la indemnización por despido, tanto para fijos como temporales, para así quitar las ventajas de los empleos temporales y mantener su mayor fiscalidad, segundo aumentar la inversión en formación secundaria que esta situado en un 2,9% del PIB frente al 3,6% de la UE de los quince, lo que haría mejorar el nivel educativo, aumentar la educación obligatoria hasta los 18 años, hacer que las formaciones profesionales, pasen a ser de 3 años, lo que supondría igualarla a la media comunitaria y para finalizar fortalecer el sistema universitario, ya que la inversión comunitaria es del 1,15% del PIB frente al 1% del estado, para una población estudiantil que representa el 14% de su generación, frente al 10% de la UE, en especial el incremento debería hacerse en la formación de personal de tercer ciclo, en investigadores y especialistas, hoy muy escasa.
Por ello el 29 de septiembre, los jóvenes debemos salir a la calle, para protestar contra nuestras precarias condiciones laborales y sociales, ya que estamos el 40% en paro y la otra mitad de temporales, con apenas 900 euros de salario al mes y para colmo de males, aun pretenden subir la edad de jubilación hasta los 67 años, con lo que nuestro paro aumentara, porque nos quieren quitar lo que es nuestro, el 29 de septiembre hay que salir a la calle.
Guillermo Samanes Olleta