En los años 60, 70, 80, incluidos los 90, miles trabajadores de las acerías y fundiciones, en astilleros navales, industria ferroviaria o química, fontaneros, soldadores, mecánicos de reparación o montaje estuvimos en contacto con diferentes formas de amianto en el trabajo, sin protección alguna y con absoluto desconocimiento del riesgo cancerígeno que suponía la inhalación del polvo existente en el ambiente.

Las empresas incumplieron la más elemental obligación preventiva, la de registrar a los trabajadores que estuvieron expuestos a la fibra cancerígena, incluyéndolos en el Plan de Vigilancia Sanitaria especifica, para posibilitar la detección precoz de las enfermedades.

Hoy en día, con el crecimiento de graves enfermedades y muertes derivadas del amianto, las empresas prefieren continuar desoyendo los requerimientos de la autoridad laboral de elaborar un listado de los trabajadores (incluido los jubilados) que estuvieron expuestos, incorporándoles a la vigilancia sanitaria específica que posibilite la detección precoz y el tratamiento.

Empresas y administraciones públicas, prefieren silenciar o eludir el problema, ante la reclamación de indemnizaciones por daños y responsabilidad política.

Desde CCOO Euskadi queremos sacar enseñanzas del grave problema de salud pública producido por el amianto para reforzar la prevención de las sustancias cancerígenas: sílice, hidrocarburos aromáticos, polvo de madera, cromo, níquel, etc. Por esta razón, animamos a todos los trabajadores activos o jubilados que estuvieron en contacto con amianto a registrarse en Osalan para el Plan de vigilancia sanitaria, facilitando el reconocimiento de eventuales enfermedades profesionales y las reclamaciones compensatorias por el daño producido.

Mañana podría ser tarde.