Tras anunciar Mariano Rajoy que su partido llevará una moción al Congreso para que las corridas de toros sean declaradas de Interés Cultural General, algunos miembros del PP se han apresurado a defender la "fiesta" con el mismo argumento pobre ya escuchado en el Parlamento catalán: "El que no quiera que no vaya a la plaza". Otros diputados, con el fin de cerrar un camino abierto desde hace tiempo por la mayoría de la sociedad española, aducen razones de índole cultural: los grabados de Goya, los frescos de Zuloaga, algunos poemas de la Generación del 27 o los pasodobles taurinos. Tratar de exponer estos razonamientos es intentar confundir a la opinión pública, afrontando el debate desde la periferia del mismo para ofrecer al ciudadano sólo la cáscara de lo que debería ser el contenido real: la tortura hasta la extenuación y muerte de un ser vivo.