la obra de un conde bebedor y pervertido que rompía los moldes de la academia y que andaba deambulando por el lumpen de Montmartre, entre el Moulin Rouge y el Chat Noir, no podía tener cabida en el Salón de París. Aun así, logró ir a una muestra en Londres y cuentan que allí horrorizó a una respetuosa dama que, apuntando a uno de sus cuadros, exclamó: "¡Qué escándalo! ¡la pintura de una mujer desnudándose delante de un hombre expuesta en el mismo Royal Aquarium!". El autor no pudo por menos que acercarse para intentar apaciguar el momento de tensión y le respondió: "Se equivoca, madame; el escándalo no está en la obra, sino en sus ojos, pues se trata de una cortesana vistiéndose delante de su marido". Y es que muchas veces lo que cambia no es la realidad, sino la actitud con la que se mira y la perspectiva. Hoy encontrarán en las páginas centrales de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA un suplemento especial -a todo color en todos los sentidos- que pretende ser un guiño al respeto a la diferencia, a la tolerancia activa y a la militancia de la diversidad. Existen otras visiones de Vitoria, sujetas a históricos corsés y sacras esencias del vitorianismo, pero también hay otra Gasteiz. O mejor dicho, otra forma de mirar la ciudad, otra perspectiva, esa actitud que hace que los cuadros de Henri Toulouse-Lautrec sean una invitación a atreverse a descubrir mundos diferentes. Lo que probablemente el pintor parisino retrató en aquel escandaloso cuadro fue, efectivamente, una de sus cabareteras. Pero, ¿y qué? Eso no cambia la perspectiva.
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