Una mala copia del Barcelona, la España de los triunfalistas e imperialistas ha perdido por el bien de los normales ciudadanos ante una vulgar Suiza en el primer partido del Mundial de Sudáfrica.
Me pareció triste el juego de lo que denominan la Roja en el primer tiempo. Sin profundizar, sin juego por los extremos, un desastre. Los comentaristas de la tele, impresionantes por su ciego falso patriotismo. Así funciona España, folklórica y profunda. Sólo nos faltaba Belén Esteban para darle más colorido, acompañando a Felipe de Borbón y Letizia.
He pasado vergüenza ajena por la parafernalia que se ha montado alrededor de los chicos de Del Bosque.
Tuvo mala suerte, el árbitro perjudicó a España, el gol suizo era out side, nos quitaron dos penaltis a favor, la novia de Casillas tuvo la culpa. En fin, el contubernio en contra de la Roja funcionó, y es que nos tienen manía porque somos los mejores es el comentario de la prensa deportiva. ¡Que ecuánimes!
Creo que es bueno por el bien de todos que la Roja no se clasifique para la fase siguiente, pues así el pueblo soberano empezará a pensar que hay otras cosas que pueden ser más importantes que la selección de fútbol, y que el orgullo nacional debe ser otra cosa. A los analistas políticos sociales del programa de Ana Rosa les sugiero que dejen la camiseta roja en casa y sepan distinguir el honor nacional, el deporte, la política y los verdaderos problemas de la sociedad.
La Roja está verde, y el mundo que nos quieren vender, también.