Hay que darte las gracias, Fernando, porque con tu última jugada conseguiste que nuestro Baskonia consiguiese su tercera liga ACB. Pero este agradecimiento debe ser mucho más amplio porque la campaña que has realizado ha sido extraordinaria. De no contar para el club (y por supuesto para el entrenador) has pasado a ser el jugador más utilizado en los partidos (creo que tienes un promedio de 30 minutos). Tu esfuerzo, voluntad y compromiso con el club ha tenido su recompensa en poder ofrecer a los vitorianos, alaveses e incondicionales del Baskonia un nuevo título junto al trabajo y apoyo de todos tus compañeros.

Pero tu nombre será siempre recordado en esta ciudad, cuando se hable de títulos deportivos, porque tu has sido el artífice de este triunfo con tu último punto. Tu después de las vicisitudes que tuviste que sufrir durante la pretemporada te has ganado el honor de darnos una nueva alegría. Te lo merecías y así lo han comentado. Has tenido que ser tú quien consiguiera este éxito para que se te reconociera tu valía, la cual partido tras partido, se ha comprobado. Unos días mejor que otros pero al final has tenido tu premio de equipo (campeón de Liga) y sobre todo tu satisfacción personal (podrás presumir de haber dado una liga a nuestro Baskonia). La afición te lo reconoce y te lo agradece.

Hay que darte las gracias, Fernando, porque con tu última jugada conseguiste que nuestro Baskonia consiguiese su tercera liga ACB. Pero este agradecimiento debe ser mucho más amplio porque la campaña que has realizado ha sido extraordinaria. De no contar para el club (y por supuesto para el entrenador) has pasado a ser el jugador más utilizado en los partidos (creo que tienes un promedio de 30 minutos). Tu esfuerzo, voluntad y compromiso con el club ha tenido su recompensa en poder ofrecer a los vitorianos, alaveses e incondicionales del Baskonia un nuevo título junto al trabajo y apoyo de todos tus compañeros.

Pero tu nombre será siempre recordado en esta ciudad, cuando se hable de títulos deportivos, porque tu has sido el artífice de este triunfo con tu último punto. Tu después de las vicisitudes que tuviste que sufrir durante la pretemporada te has ganado el honor de darnos una nueva alegría. Te lo merecías y así lo han comentado. Has tenido que ser tú quien consiguiera este éxito para que se te reconociera tu valía, la cual partido tras partido, se ha comprobado. Unos días mejor que otros pero al final has tenido tu premio de equipo (campeón de Liga) y sobre todo tu satisfacción personal (podrás presumir de haber dado una liga a nuestro Baskonia). La afición te lo reconoce y te lo agradece.

Una mala copia del Barcelona, la España de los triunfalistas e imperialistas ha perdido por el bien de los normales ciudadanos ante una vulgar Suiza en el primer partido del Mundial de Sudáfrica.

Me pareció triste el juego de lo que denominan la Roja en el primer tiempo. Sin profundizar, sin juego por los extremos, un desastre. Los comentaristas de la tele, impresionantes por su ciego falso patriotismo. Así funciona España, folklórica y profunda. Sólo nos faltaba Belén Esteban para darle más colorido, acompañando a Felipe de Borbón y Letizia.

He pasado vergüenza ajena por la parafernalia que se ha montado alrededor de los chicos de Del Bosque.

Tuvo mala suerte, el árbitro perjudicó a España, el gol suizo era out side, nos quitaron dos penaltis a favor, la novia de Casillas tuvo la culpa. En fin, el contubernio en contra de la Roja funcionó, y es que nos tienen manía porque somos los mejores es el comentario de la prensa deportiva. ¡Que ecuánimes!

Creo que es bueno por el bien de todos que la Roja no se clasifique para la fase siguiente, pues así el pueblo soberano empezará a pensar que hay otras cosas que pueden ser más importantes que la selección de fútbol, y que el orgullo nacional debe ser otra cosa. A los analistas políticos sociales del programa de Ana Rosa les sugiero que dejen la camiseta roja en casa y sepan distinguir el honor nacional, el deporte, la política y los verdaderos problemas de la sociedad.

La Roja está verde, y el mundo que nos quieren vender, también.