no tienen primas ni reciben contraprestación alguna; no compiten por un título ni esperan que alguien les fiche; no saltan a terreno de juego con su nombre inscrito en la camiseta ni hacen ostentosas celebraciones cada vez que marcan un gol; ni siquiera adquieren notoriedad personal. Eso sí, luchan por los colores como el que más, son galácticos de la solidaridad y se dejan la sangre en cada partido. Xavi, Iniesta y Messi, aparte de ser unos chicos que brillan en el Mundial, acaban de donar su sangre, su tiempo y su imagen para el Día Mundial del Donante que se celebró el lunes en Barcelona bajo el lema de Nova sang per al món. Los donantes de sangre son noticia un par de veces al año o tres, en ocasiones con un frío titular estadístico, y la asociación alavesa que preside con tesón Francisco Cintero ha decidido este año premiar al instituto Jesús Obrero y a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA por su contribución a la causa; el centro de formación por su labor entre la chavalería y el periódico por vincularse modestamente a los colores no por la noticia, sino por compromiso con los galácticos de nuestra realidad más próxima y cercana. No caeré en el tópico de decir que es un premio que no merecemos, pero sí que somos dignatarios sólo en parte frente al protagonismo de ese donante que discreta y anónimamente acude a su cita dos o tres veces al año sin ser por ello premiado ni ovacionado en el campo. Somos únicamente el mensajero. Pero qué quieren que les diga, también se agradece que a veces se acuerden del mensajero, aunque sea para bien.
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