TRES modelos económicos entran en juego en el escenario social, político y cultural de nuestra historia: 1.- El modelo neoliberal. Cuya máxima regla económica es el sacralizado mercado. El señor Soros lo expresa sucintamente con esta máxima: los ciudadanos votan cada cuatro años, el mercado lo hace todos los días. Este sistema en el ámbito social y cultural profesa el llamado darwinismo social, que gira en torno al individualismo extremo y la idea de la competitividad salvaje. El Estado se adelgaza hasta su mínima expresión. Se externalizan privatizándose todos los servicios, generando una desigualdad social y económica promovida por la especulación y la mercantilización de todo lo que toca, hasta la misma naturaleza. En el ámbito político profesan un sistema parlamentario desigual donde un ciudadano no es un voto avalado por un sistema de elecciones que favorece a sus partidos mayoritarios.
2.- El modelo del bienestar. Confían en el mercado pero con cierta intervención del Estado llevando en su práctica la máxima: socializar las pérdidas y privatizar los beneficios. El ejemplo más claro es la ayuda a la gran banca privada por parte del Gobierno de Zapatero con 160.000 millones de euros para tapar sus agujeros privados especulativos. Siguen la estela del individualismo competitivo, confiando que el Estado adelgazado, de una forma demagógica, regule las desigualdades sociales. Aunque hay que decir que no lo consiguen ya que es el mercado el que marca en última instancia la hoja de ruta. En el ámbito de la representatividad política siguen con un sistema elitista que favorece a las castas políticas al servicio de una plutocracia.
3.- El modelo de economía social. La economía al servicio de los ciudadanos: socializando los beneficios para reinvertirlos en la población en forma de servicios sociales, educación pública, sanidad? creando una banca pública que posibilite a los trabajadores autónomos disponer de dinero para financiar los proyectos e invertirlo en la sociedad. Este modelo se articula en la cooperación entre los miembros de la comunidad y en la solidaridad entre los pueblos. En el ámbito político siguen el principio de toda democracia que se precie democrática: un ciudadano, un voto.
Elijan, comparen y que no nos engañen. Porque lo que nos pongan lo pagaremos nosotros y nuestros hijos. Los suyos seguro que no, ni ellos mismos.
Gregorio Ojer Bueno
Militante del PCE/EPK