Digamos que en el zapping nocturno frecuento cierto programa de debate -con cursiva porque poco debate puede haber poco entre quienes piensan igual- en cierto canal madrileño no generalista que, salvo que comulgues cien por cien con su ideología, es mejor administrar en pequeñas dosis. Ahí estaba el lunes noche cuando, fíjate tú, conexión telefónica con Antonio Basagoiti. Al parecer, el programa en cuestión le llama para que intervenga de urgencia ante una cuestión de alto interés social: sí, un programa de la televisión pública vasca, adivinen, ha mencionado a la cadena del programa de debate y a su periódico hermano calificándolos "incluso, como cínicos abortistas" y vinculándolos con ideas "de ultraderecha y racistas" en un gag humorístico. Que se defienda el programa en cuestión o que lo deje pasar, cosa suya. A mí lo que me tiene aún ojiplática es la entrada estelar de un indignado Basagoiti, jurando por el lacito de Hello Kitty que la desvergüenza de oprobioso programa semanal llega al punto de que es la primera vez que hacen referencia expresa a un medio de comunicación. Pues bien, señor Basagoiti, le informo de que este dato no es correcto. A partir de aquí, dos conclusiones y un consejo. Primero, o se ha perdido las entregas en las que se menciona, sí, expresamente a medios de comunicación identificándolos, como en este caso, con opciones políticas; o los ha visto, pero igual esta vez le toca más de cerca y le ha escocido más. Y el consejo, gratis y con todo el respeto, un poquito de humor y de cintura, que usted ha hecho gala de ello y le luce mejor.
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