Zapatero nos ha anunciado un tijeretazo y está claro que recorte por donde recorte le van a protestar. Toda medida que tome es impopular, pero algo hay que hacer. Puestos en esta tesitura, yo no sé si nuestros políticos han pensado en recortar gasto público de otro modo que a mí me parece más justo: por ejemplo, podríamos empezar por medidas tales como que quien pueda pagarse los medicamentos o los libros de texto en la educación, que lo haga; o incluso, a la hora de ir al médico o de disfrutar de determinados servicios públicos (educación?), pagar (y sólo quien pueda hacerlo según ingresos de IRPF) una cantidad mínima asequible (10 ó 20 euros) que, a lo mejor nos mataba dos pájaros de un tiro: aportaría ingresos a la Administración y lograba reducir (se me ocurre) las listas de espera, pues la gente se lo pensaría más para utilizar alegremente determinados servicios.

Se trataría, en suma, de revisar el concepto de gratuidad universal por un concepto de gratuidad progresiva, en función de los ingresos y situación personal de cada uno (está claro que no es lo mismo una persona con ingresos altos que tenga siete hijos que otra con esos mismos ingresos que no tenga ningún hijo; no es lo mismo una persona con ingresos y con enfermedad crónica certificada que otra con enfermedad temporal?). Iríamos hacia un concepto de gratuidad más equitativo, en el que se beneficien de servicios públicos gratis quienes de verdad lo necesitan, mientras que los demás pagarían cantidades siempre asequibles, sólo si se lo permiten sus reales posibilidades económicas (y en función de éstas). Eso me parece más justo (al fin y al cabo, uno paga por un servicio que le hacen) que subir indiscriminadamente impuestos a todo el mundo o hacer los recortes sociales que se han hecho de golpe y porrazo. Y me imagino que ahorraríamos mucho dinero por estos flancos e ingresaríamos con justicia otro por servicios prestados. Eso de la gratuidad estrictamente universal no es justo, pues trata igual a los desiguales, y lo que de verdad importa es favorecer a quien realmente lo necesita.

Seguro que los sindicatos protestarían (y parte de la sociedad, también), pero, como nos van a protestar de cualquier manera, ¿hay coraje para empezar por aquí?