Todos tenemos sueños, unos grandes y otros mas pequeños. Pero con los años he aprendido, al contrario que el resto de la gente, que no hay ninguno que no pueda ser cumplido o que no merezca ser perseguido. Hace tiempo oí cómo un padre, decía delante de su hijo que a sus diez años soñaba con ser futbolista, "hombre estos no van a llegar a nada". A mí se me cayó el alma a los pies. ¿Cómo se puede matar así la ilusión de un niño? ¿Qué habría pasado si alguien le hubiese dicho eso mismo a Messi o Ronaldo? Tengo un hijo que con doce años sigue soñando ser delantero y yo le digo, claro que sí, hijo mío, y yo haré un anuncio de natillas como su madre. El se ríe y sueña, pero tal vez un día yo haga mi anuncio.
El mundo está ahí para todos, no debemos olvidarlo. Sólo tenemos que creer que podemos hacerlo y no limitarnos nosotros mismos. Doy las gracias a los padres y madres de tantas ilustres figuras por no matar sus sueños cuando eran pequeños y por no contaminarles con sus frustraciones y miedos.