Se solicita a todos los radioaficionados mantener libres las frecuencias 7.045MHz y 3.720MHz para posibilitar el envío de cualquier tráfico de emergencia resultante del terremoto que ha asolado Haití el 12 de enero de 2010. Este mensaje apareció en todos los foros y frecuencias donde los radioaficionados habitualmente participamos. Inmediatamente todos los ajustamos las válvulas de nuestros viejos transceptores para recibir las frecuencias. Días más tarde, un equipo de radioaficionados de República Dominicana cruzó la frontera para montar una red de comunicaciones de emergencia.

Cuanto todos los grandes medios de comunicación están caídos, los radioaficionados, con nuestras pequeñas y dispersas instalaciones, somos capaces de aportar nuestra ayuda a los que más lo necesitan.

Es una pena que en Vitoria-Gasteiz, según la nueva ordenanza municipal, no podamos instalar nuevas antenas y colaborar en emergencias. Las antenas para nosotros son fundamentales. Sin ellas, las comunicaciones no son posibles.

Pese a que la Ley de Antenas de radioaficionados nos tiene en cuenta desde 1983, la nueva ordenanza municipal nos exige cumplir las mismas condiciones que una empresa de telecomunicaciones. Por ahora no cotizamos en bolsa, ni somos empresas; somos particulares sin ánimo de lucro, con afán de experimentación y comunicación.

Técnicamente cumplimos una larga lista de requisitos necesarios para convivir con las antenas comunitarias de televisión y no interferir a la vida de nuestros vecinos y, además, todos los radioaficionados tenemos que superar un examen para adquirir nuestra condición.

¿Tan difícil es adaptar la ordenanza para tenernos en cuenta y cumplir la Ley de Antenas de radioaficonados?