La Capitalidad representa un icono de ciudad, que carece de propietario partidista o ideológico. Representa un elemento común, que nos puede unir, una especie de argamasa que genere una identidad propia para recuperar la ilusión por un quehacer común, la reivindicación de nuestro papel en el municipalismo vasco.

La cita -muy buena, por cierto, y rubricable por todos los gasteiztarras- es del actual alcalde de Vitoria-Gasteiz, Patxi Lazcoz. Pero, aunque a muchos lectores pudiera sonarles estas palabras de habérselas oído en la última polémica con su homólogo de Bilbao -socorrido recurso éste de inventarse de vez en cuando enemigos para sacar pecho-, lo cierto es que son una repetición de sí mismo, pues las incluyó en su programa electoral, antes de acceder a la Alcaldía, hace ahora tres años.

Han pasado tres años desde entonces y, ¿con qué contenido se ha llenado ese prometido icono? ¿en qué se ha sustanciado esa "identidad propia para recuperar la ilusión"? ¿en qué ha cambiado Vitoria-Gasteiz estos años para merecer, como merece, ser una capital con su propia dinámica, real y palpable, y no sólo retórica?

Es bueno repetir lemas para que nos lo creamos nosotros mismos y está bien ponerse una pulsera naranja, pero el icono de la Capitalidad de V-G hay que empezar a trabajarlo como si fuera de verdad, con un plan de actuaciones.