LA decisión del magistrado del Tribunal Supremo Luciano Varela de sentar en el banquillo de los acusados al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y de juzgarle por su instrucción del caso de las desapariciones durante el franquismo ha suscitado en los últimos días una ingente atención mediática sobre este hecho, en lógica continuidad de la repercusión que tuvo en su momento la elaboración por parte del magistrado que ahora va a ser juzgado de su famoso auto en el que se planteaba la investigación de diferentes actos represivos cometidos por el régimen franquista.

En aquel momento desde Ahaztuak 1936-1977 declaramos públicamente nuestra acogida positiva del auto elaborado por Baltasar Garzón ya que por vez primera se recogía en un auto judicial algunas de las reflexiones en torno a hechos y responsabilidades sobre actos represivos, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales cometidas durante el régimen franquista y que desde las víctimas de aquel régimen y sus asociaciones venimos planteando desde hace décadas. Este auto tuvo y tiene creemos dos virtualidades: la primera, dar carta de verdad y de realidad del carácter criminal del régimen franquista ante un amplio sector de la ciudadanía cuyo bajo nivel de conciencia le hace más creíble lo sabido por el simple hecho de aparecer en un auto judicial; la segunda, reflejar de forma notoria, pública, evidente y no exenta de pedagogía práctica la existencia y la consistencia del modelo español de impunidad a través del debate que tanto a nivel social como político y judicial este auto generó y genera por todo lo que en torno a él ha venido surgiendo: reflexiones, contradicciones, descalificaciones...

Hoy la decisión de juzgar al juez Garzón por prevaricación cometida según sus acusadores a través de su auto judicial es hasta el momento el último capítulo de este esperpento que sólo puede ser producido en el seno de un modelo de impunidad como es el español, consustancial por desgracia al modelo de democracia que tenemos y que lo tolera y alienta, un modelo que hace posible que la Falange -el partido fascista y criminal mentor ideológico y responsable de miles de crímenes bajo el franquismo- sea quien acuse a quien refleja de alguna forma esos crímenes y la posibilidad de investigarlos.

Ante ello desde Ahaztuak 1936-1977 queremos expresar públicamente una valoración en la que queremos subrayar:

- Que lo que esta ocurriendo con el juez Baltasar Garzón es una muestra más de la realidad del modelo español de impunidad, de su existencia, de su vigencia y de su operatividad práctica.

- Que a pesar de la notoriedad y evidente repercusión mediática del enjuiciamiento de Garzón, este modelo de impunidad hay que entenderlo en su globalidad y ver y comprender los diferentes elementos y expresiones que lo conforman. Por lo tanto, desde nuestra asociación nos negamos a dar, tanto a lo que ocurre con el juez Baltasar Garzón, tanto a su enjuiciamiento como a su auto y a él mismo, la centralidad que desde algunos ámbitos -en algunos casos demasiado interesadamente- se les esta intentando dar dentro de la lucha contra el modelo de impunidad y de la lucha por las reivindicaciones de todas las víctimas del franquismo. Es sumamente llamativo ver cómo personalidades y personajes de la más diversa adscripción, partidos, sindicatos y asociaciones de los cuales muchos han sido promotores y sostenedores desde 1977 de este modelo de impunidad se prestan ahora a movilizarse y nos convocan a hacerlo, pero no contra el modelo en su conjunto y contra todo lo que este significa, sino exclusivamente en defensa del juez Garzón...

- Que en estos mismos momentos este modelo de impunidad se esta mostrando también - además de en el enjuiciamiento de Baltasar Garzón- en la negativa a considerar víctimas del franquismo a muchas de las personas asesinadas por ese régimen en los años del tardofranquismo, o en la inhibición de los jueces y autoridades en la investigación de crímenes del franquismo en los niveles locales, o en las negativas de ayuntamientos o particulares a la exhumación de determinadas fosas, o en la pervivencia de la simbología franquista en tantos lugares, o en la consciente e interesada dejación hacia un sector de luchadores antifascistas, o en la permisividad hacia grupos fascistas como Falange y Tradición... Estas también son formas y hechos de impunidad por lo que creemos que para luchar con éxito contra ella es necesario hacerlo desde el entendimiento irrenunciable a su globalidad.

- Que en ningún caso, ningún auto ni ningún miembro de un estamento como es el judicial que ha venido siendo y es uno de los más firmes receptores y promotores del modelo español de impunidad para los crímenes del franquismo, va a ser quien asegure hasta el final su esclarecimiento y la justicia para sus víctimas: la garantía de que esto ocurra sólo está en la organización y la continuidad del trabajo en todos los ámbitos de las víctimas del franquismo y de sus asociaciones en torno a planteamientos claros, contundentes e irrenunciables de verdad, justicia y reparación, entendiendo que estas tres máximas no sólo atañen a los responsables del régimen franquista y de sus crímenes desde el año 1936 hasta el año 1977, sino también a los que desde diferentes estamentos han sido los responsables hasta hoy día del modelo español de impunidad cuyas contradicciones refleja hoy el enjuiciamiento del juez Baltasar Garzón.