Los fríos números de la estadística nos ofrecen el ardiente dato de que la enfermedad es la primera causa no natural de muerte. Esta terrible realidad ha de ser contemplada por la sociedad con el rigor y decisión que el problema merece. Para los muchos que todavía desconocen la situación que envuelve a las personas machacadas por tan terrible enfermedad. Pero hay que razonar al saber que es el colectivo que provoca el mayor número que por dolor y desesperanza decide abandonar este mundo. ¿Por qué? ¿Qué hacer? Si el por qué responde a la falta de esperanza, debemos recordar lo que dijo el profesor Aranguren: "Si no hay lugar para la esperanza, es necesario crearlo. ¿Qué hacer? Aunque no nos entiendan ni comprendan, rogamos nos crean y atiendan".

Sería una aberración negar la calidad de profesionales que nos pueden atender con garantía. A ellos apelamos suplicando ayuda, convencidos de que es cosa de todos: políticos, profesionales y familiares.