hace un calor sofocante, la humedad se nos pega en cada poro de nuestro cuerpo. Cientos de cooperantes internacionales nos hemos dado cita en Puerto Príncipe para ayudar al pueblo haitiano. Tres meses después del terrorífico seísmo que asesinó con su naturaleza descomunal a más de 300.000 seres humanos, aún hoy miles de personas deambulan en la noche oscura de Haití sin nada que llevarse a sus bocas, la mayoría resecas por falta del oro líquido que da la vida.

Cerca de medio millón de personas siguen viviendo a la intemperie, y muchos de nosotros igualmente con ellos. En las grandes avenidas, en los jardines y parques, en tremendas cloacas infectadas de ratas por doquier.

Son tantas las edificaciones derruidas, los cascotes que tapian y atraviesan las principales calles de Puerto Príncipe, que parece más un planeta destruido por una eclosión nuclear que por la propia naturaleza.

Lo peor de todo en este drama es que los hospitales de Puerto Príncipe se van a privatizar a mediados del mes de abril.

¿Qué sucederá con los miles de desfavorecidos que nadie les podrán atender sus heridas, sus huesos rotos, sus tremendas quemaduras? ¿Qué organización humanitaria va a tener la capacidad, la infraestructura sanitaria para atender a los miles de niños y niñas con nombre y apellidos, pero también a otros miles sin ninguna identidad legal? ¿Para cuándo vamos a cambiar los tanques de guerra por excavadoras para limpiar y acondicionar las calles?

La ayuda sigue llegando a Haití. Un gran colectivo humanitario nos hemos unido por encima de ideologías y creencias religiosas con un único fin: la solidaridad aquí y ahora, sin nada a cambio. Haití hoy más que nunca necesita ayuda de todos durante las próximas décadas para salir de su vertiginoso suicidio colectivo.

Pero sobre todo necesita derechos humanos y dignidad. Hoy como ayer seguiremos muchos cooperantes sanitarios dando lo mejor de cada uno a nuestros hermanos de raza humana. Seguiremos como todas las noches, observando las mil estrellas de nuestro hotel desde nuestras tiendas de campaña.

Juantxo Domínguez

Enfermero de Urgencias, actualmente en Haití por la Fundación Haurralde