¿UN libro necesita una operación de rescate? Al parecer, el libro más célebre de Jorge Oteiza necesita una improbable Operación Quousque tandem (QT), como las que el escultor oritotarra emprendió a lo largo de su vida. Una operación de relectura crítica y actualización, que empieza por la reedición de un libro agotado o editado de manera cuestionable. No cabe duda de que QT es un libro fundamental, que se resiste a ser clásico para no perder vigencia.
Para los artistas vascos y gentes de la cultura de los 60/70 supuso una verdadera revolución cultural, una recuperación de la cultura vasca, una conexión de nuestra cultura ancestral y étnica con los códigos modernos. Podemos decir sin temor a exagerar que QT fue el motor de nuestra modernidad cultural. Y a partir de ahí, una fuente de inspiración para numerosos creadores: artistas plásticos, escritores, músicos o cineastas.
Para los artistas de mi generación, que leímos el libro en los 80/90, tuvo un gran impacto, pero cuando ya declinaba la visión vasquista del arte, que nos obligaba a problematizar la figura de Oteiza y la práctica artística. Para algunos supuso, directamente, tras la aceptación del fin de un ciclo del arte (el propósito experimental), el compromiso con una forma diferente de entender y hacer arte, a través del nuevo arte popular o el activismo cultural y político.
¿Y qué puede suponer para los jóvenes creadores ahora en 2010? Un enigma y un reto, al que pretende responder esta sexta edición, como Operación QT.
Mikel Laboa decía que QT era la biblia euskaldun. Estamos de acuerdo: la biblia de la cultura vasca moderna, pero de cualquier biblia podemos ser intérpretes ortodoxos, heterodoxos protestantes (así nos consideramos algunos) o simplemente ateos. Pero está claro que es preciso leer QT, ya sea para interpretarlo, negarlo o incluso deconstruirlo.
Formalmente es un libro singular, vanguardista, anárquico, pero no caótico. Una amalgama de textos diversos lleno de prólogos, sin paginación pero con numeración y con un sabroso índice epilogal e ilustraciones. Un torrente textual repleto de poderosas intuiciones estéticas y con un estilo salvaje de secreta melodía que te arrastra hacia un espacio nuevo. Hacia una (entonces inédita) interpretación del alma vasca como reinterpretación/reinvención del estilo vasco como espiritualidad del vacío, donde se arriesga a explorar sin red ni mapas -estéticamente- ámbitos a los cuales no se puede llegar científicamente. Y de ese viaje radical surgen aproximaciones sobre el euskera prehistórico o sobre el bertsolarismo o su teoría fundacional sobre el cromlech microlítico vasco.
QT se convierte así, desde una iluminadora experiencia estética, en un libro sobre teoría del arte moderno, escrito por un artista y, al tiempo, en un libro de contra-mística desde la estética que lanza al artista hacia el activismo político, hacia la ciudad.
A nadie se le oculta que la sexta edición es igual que la quinta, esto es, la última que dejó preparada Oteiza en Pamiela. Con el texto original, con sus correcciones a mano, con sus últimos y polémicos prólogos como la apuesta por la paz a través del Par móvil?
Pero no podemos ignorar (o sí) que entre tanto se ha publicado una edición crítica del QT, preparada por la Fundación Oteiza, que recoge esta misma edición, junto con una traducción al euskera y una introducción de Amador Vega. Más que una introducción es una reconvención a Oteiza, donde se exhuman papeles y aparentes contradicciones para, finalmente, negarle el pan y la sal, dejándolo reducido a una especie de curioso "texto autobiográfico". No vamos a negar el valor de las ediciones críticas, sobre todo si están al servicio del autor y del lector y no si son simplemente ediciones anotadas a mayor gloria del introductor, en este caso un profesor de estética que demuestra conocer las bibliografías académicas pero saber muy poco de arte o experiencia espirituales, de cultura vasca o de Oteiza, aunque lo tenga delante.
Pero una edición crítica, por satisfactoria que sea, es para los libros clásicos que pertenecen al pasado y son pasto de los eruditos. Sin embargo, publicar una sexta edición como no-crítica es una provocación en toda regla, pues significa decir que QT no es pasado, todavía es presente irreductible, un libro todavía de plena y polémica vigencia. Un libro para una relectura crítica y colectiva, para debatir sobre arte contemporáneo y sobre nuestra identidad cultural, un libro para ofrecer a las nuevas generaciones como escuela de tomas de conciencia.
Así que ahí tienen la edición crítica, con sus tapas duras y su pretenciosa introducción como un sarcófago para enterrar a Oteiza. Y aquí tenemos la sexta edición de Pamiela, de tapas blandas, popular y accesible, 100% Oteiza, acaso para que cada lector realice libremente su propia revisión crítica.
No nos gustaría insistir en esa línea sacralizadora que aspira a convertir a Oteiza en el faraón del arte vasco para enterrarlo en su Fundación con sus divinos atributos, sus cajas vacías y su QT, que nos pertenece a todos, pertenece a nuestro tiempo y no queremos enterrarlo ni conmemorarlo, sino leerlo y disfrutarlo, criticarlo y debatirlo.