DOS cosas. Acaba de entrar en vigor una ley del Parlamento regional de Berlín por la que los niños ya pueden hacer ruido "natural". El tema le pone a una en guardia inmediatamente, ¡se había prohibido por ley hacer ruido a los niños! Extravagancia centroeuropea... Bueno, no tanto. No son pocos los barrios de nuestras ciudades donde, por poner, se prohíbe jugar con balón. Luego otro matiz, ¿qué es ruido "natural". Vamos a ver: un tierno infante llorando a todo trapo a las tres de la mañana parece natural. El mismo tierno infante jugando al fútbol en el pasillo de su casa a las diez de las noches ¿es ruido natural? Yo diría más, ¿quién no ha atronado a su familia -y vecinos, en función de su habilidad- con el clásico tambor que te ha regalado ese ya ex amigo de tus padres? Por cierto, se acerca San Prudencio. Segundo. Anda algún alcalde de las Galias -olvídense ya de los Obelix de Carnaval, que no va de eso- en pie de guerra porque McDonald"s está experimentando con la venta de hamburguesas que cumplen los preceptos musulmanes. ¡Qué les amenazan con denunciarles por discriminación! Hay que tenerlos cuadrados -o ser francés, no sé que tienen franceses y estadounidenses, pero son como Pimpinela- para amenazar al imperio de Ronald McDonald; estoy convencida de que tienen un local en el desierto de Gobi. Pero hombre, discriminar, discriminar... que, si la cosa sale adelante, siete locales de los tropecientosmil que la cadena tendrá en Francia vendan sólo comida halal no parece muy discriminatorio, digo yo.
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