La readaptación del transporte público urbano, que tan exitosamente ha planteado el Ayuntamiento, podría haber sido mejor si con la reducción de frecuencias se hubiera optado además por la supresión de los horarios fijos en los itinerarios. Estos horarios fijos son la causa de que muchos usuarios de los urbanos vitorianos perdamos diez minutos e incluso más cuando se llega a la parada inicial y el autobús se queda esperando a que se cumpla la hora de salida, casi siempre al ralentí. Para el usuario, que rara vez hará un viaje de más de 20 minutos de media, perder unos 10 minutos puede ser motivo suficiente para dejar de usar el transporte público.

Recomendaría por ese motivo a Tuvisa y al Ayuntamiento que se estudiase la posibilidad de suprimir los horarios fijos, en base a su propia filosofía: se nos dijo que la reordenación supondría que el autobús funcionaría al modo del metro, pero los metros nunca paran 10 minutos por horario fijo de salida. Además, echando cuentas, el ahorro podría ser considerable en estos tiempos de crisis: 78 autobuses que funcionan unas 16 horas diarias y que cada hora "pierden" 10 minutos por este motivo hacen un total de casi 76.000 horas anuales detenidos y gastando combustible. ¿Cuánto cuesta ese gasto inútil?