Esto es como el principio de Murphy, que viene a decir algo así como estamos muy mal, pero aún nos pueden dejar peor. Pertenecemos a una clase trabajadora capaz de soportar cómo el Gobierno ayuda con miles de millones de euros a la gran banca, responsable última y primera de conducirnos a una situación donde su propio manual capitalista estalla, dejando a más de cuatro millones de trabajadores en el paro.

Ellos, en cambio, me refiero a los ejecutivos y ejecutores de banca, pertenecen a un grupo de lo más cínico, capaz de presentar al mismo tiempo unos beneficios de miles de millones de euros y, para más inri, se permiten aplaudir la peregrina idea de aumentar hasta los 67 años la edad de jubilación. ¿Alguien se ha preocupado de analizar y estudiar los ritmos actuales de trabajo?

En las últimas dos décadas, año tras año va aumentando la productividad, y encima los empresarios continúan con la misma cantinela, consiguiendo, para desgracia de los trabajadores, que cada año haya más muertes en accidentes laborales y más bajas por depresión. Estos mismos listos pretenden que un currela que lleva trabajando más de cuarenta años y en los últimos veinte con tres turnos, una de mañana, otra de tarde y la siguiente en el infierno de la noche, asuma seguir trabajando después de cumplir los 65 años para reducir el déficit público. ¡Qué sarcasmo! Le llaman déficit y encima dicen que es nuestro.

Nosotros, los que caminamos a ras de suelo, sabemos que de esta manera los jóvenes van a tener un mercado laboral de explotación pura y dura, que los bancos van a seguir ganando más y más dinero, y que la patronal lo próximo que va a exigir es que el trabajador muera en su puesto de trabajo. En cambio vosotros, los políticos, no tenéis ni idea de todo esto porque jamás habéis trabajado, dejando por sentado que pertenecéis a un actual sistema político que ni siquiera llega a clase, donde la mediocridad viaja sujeta en vuestras corbatas, y la estupidez se mueve al unísono embutida en vuestros estilizados trajes.

Por último, consideraos unos afortunados por poseer unos espectadores de lujo, los sindicatos. El título viene porque para mí no sé muy bien si se trata de acercar la jubilación a la muerte o la muerte a la jubilación. En cualquier caso me parece que esto último les viene mejor. Salud a todos los trabajadores.