Si esta reforma de pensiones sigue adelante, no sólo puede ser un retroceso de los grandes logros sociales, sino que les van a regalar la precampaña de la precampaña de la campaña electoral, ya que lo único que les faltaba al PP y a toda la derecha del Estado era tener un arma arrojadiza más contra el partido del Gobierno, tan fácil como efectiva. Tal como está ahora la situación económica de la mayoría de los ciudadanos, incluso el PP, defendiendo una postura social en beneficio de la población más desamparada o que les pueda afectar directamente las nuevas medidas, es muy fácil quitar votos al partido del gobierno en las próximas elecciones. Aunque más tarde ese hipotético gobierno del PP con sus partidos afines recorten muchas más mejoras sociales y, en el caso de las reformas de pensiones, no sólo retrasen la jubilación a los 67 años sino a los 70 años.
Hoy en día la auténtica realidad para conseguir los objetivos (en este caso laborales) es a través de los partidos o coaliciones políticas sumando votos, y guste o no guste, para bien o para mal, hay una buena parte de la sociedad que no le da exagerada importancia a la ideología del voto y le da más importancia a la campaña electoral o al que ha sabido o le ha resultado desprestigiar más fácil a la competencia (aunque luego lo haga peor). Y en mi opinión, no vale decir que hay momentos que se tiene que tomar medidas antisociales para conseguir mejores objetivos en el futuro, porque aun en el caso que fuesen ciertas, este tipo de reformas no sólo están muy alejadas de una postura socialista sino que se puede tener el peligro de perder este tipo de mejoras laborales (en este caso) tanto del futuro como del pasado al perder la credibilidad y la confianza, dejando la responsabilidad de decisión en otras manos de políticas todavía menos sociales.