NO sé ustedes, yo en Nochebuena frecuento poco la televisión. Será porque cenamos en familia, que se supone que es lo suyo, y entre que somos más bien pocos -lo que facilita sensiblemente reducir al mínimo las posibilidades de malos rollos, aunque sólo sea porque somos menos con quienes pelear- y que entre los comensales están mis venerables abuelos -que son personas de orden y de invariables y espartanos horarios europeos de comidas y descanso-, lo que provoca que la hora de cena sea más bien temprana, en mi casa no se ha visto nunca el mensaje del Rey. Así que básicamente me la trae al pairo que ETB lo emita o no. Me pasa un poco lo mismo con la Cabalgata de Reyes. En mi casa para eso somos muy monárquicos y muy transversales: Olentzero y Reyes Magos y porque Papá Noel-Santa Claus o cómo diablos se llame se nos solapa con el carbonero de Lesaka y a navarros no nos gana nadie -y mucho menos el empeño de Yolanda Barcina por mezclar churras con merinas-, que si no también. Así que me iré a ver la cabalgata de mi pueblo -Estella, que luego mi abuela se me mosquea-, como siempre, con tractores reconvertidos en carrozas, los pobres dantzaris txikis forrados hasta las orejas con sus kaikus, los Reyes a caballo y los caramelos lanzados por francotiradores. Vamos, que me importa medio carajo ver en televisión si los Reyes llegan en globo a Pamplona o en TAV a Bilbao. Pero puestos a entrar en este frenesí de retransmisiones televisivas navideñas ahí va una propuesta: ¿qué tal si TVE emite el mensaje de fin de año del lehendakari?