Se me ocurre recomendar los siguientes consejos para salir de esta crisis. En primer lugar, escuchar las noticias que sobre ellas nos dan lo menos posible, y el que tenga sus ahorros en Bolsa, que no se le ocurra vender salvo imperiosa necesidad. Quien tenga posibilidades y estuviera en su ánimo hacerlo, que cambie de coche, ya que con ello contribuirá a reactivar la economía, pues es sabido que la industria del automóvil es uno de sus motores principales.
Siendo la construcción, como es, el principal baluarte para el desarrollo económico, se impone que nuestros gobernantes faciliten terreno público a precio simbólico, incentivando la construcción en régimen de comunidad, que tan buen resultado dieron en épocas ahora tan criticadas.
Estos consejos que me atrevo a dar, tan sencillos pero tan auténticos, no será posible llevarlos a buen fin sin la colaboración de los políticos, reduciendo el precio de los carburantes en primer lugar, dado que hoy el precio de los crudos es la mitad de los de hace un año, y retocando los impuestos a la baja.
Ni los más viejos recuerdan un pavor como el actual y, sobre todo, a nivel mundial, siendo quizá su causa que al estar el mundo globalizado, la crisis sea global, y la opinión pública se pregunta: ¿dónde está la pasta? En algún sitio ha de estar, por tanto, el desglobalizador que lo desglobalizare, buen desglobalizador será, confiando de esta forma que la pasta aparecerá y el problema se acabará.