TODA la polémica que ha rodeado el hecho de que un juzgado de Vitoria haya considerado nula la reelección de Gregorio Rojo al frente de Caja Vital, que tuvo lugar en marzo de 2008, ha despertado de nuevo las rencillas entre los responsables alaveses del PSE y del PP, que logra así su primer éxito judicial en esta batalla. La pasada semana ha sido pródiga en declaraciones, de menor o nulo alcance político. Iñaki Oyarzábal, secretario general de los populares en el territorio, acusó a Txarli Prieto, líder de los socialistas alaveses, de propinar "patadas" a su partido y no actuar en coherencia con la estrategia del "cambio" fraguada entre ambas ejecutivas en el Gobierno Vasco, trayendo a colación, una vez más, el insatisfecho deseo del PP de apartar al PNV de la Diputación mediante una moción de censura. Prieto respondió con un comunicado en el que circunscribía el acuerdo "por el cambio" a la política autonómica, mientras se unía a la compañía Alfonso Alonso, presidente territorial del PP, quien siguió cargando sobre Prieto con, entre otras, la acusación ya conocida de estar "dedicado en cuerpo y alma a salvar sus pactos con el PNV". Al día siguiente llegó el tercer acto, con Antonio Basagoiti, presidente de los populares vascos, al frente del cartel, y con frases como "en el Partido Socialista hay quien muerde la mano que le da de comer", acusaciones a Prieto de "meter el dedo en el ojo" y un llamamiento final al lehendakari, Patxi López, para que medie en el conflicto. La perra gorda de esta refriega ha quedado, por ahora, en manos de Prieto, quien el sábado respondió a Basagoiti con los mismos argumentos que empleó para hacerlo con Oyarzábal. En realidad, esta representación teatral no es nueva. Los alaveses ya la tuvieron que soportar cuando el PP, antes del verano, avivó las ascuas de la moción de censura contra el diputado general, Xabier Agirre. Las acusaciones, en las que se mezclan, al parecer, ciertas animadversiones personales con un deseo inútil de crear tensión, forman parte de un guión que a nadie beneficia, que tan sólo cansa por repetitivo. Ambos, PP y PSE, ya sabían que había un recurso contra la reelección de Rojo al frente de la Vital y que, tarde o temprano, llegaría el primer fallo. Lo que ha venido después es una riña de corto alcance porque la solidez del pacto en Euskadi no está en juego.