En relación al tema del derecho a descansar enfrentado al derecho a divertirse que se debatirá próximamente en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, quiero recordar a nuestras autoridades que no se olviden del efecto de los decibelios, muy importante para la salud del ciudadano, del que ni se habla.
Actualmente se consideran permitidos y tolerables 27 decibelios. Nosotros llevamos sufriendo 24.25 y 26,27 decibelios provenientes de una discoteca debajo de nuestro hogar sin poder hacer nada más que generar mala leche, insomnio, estrés y una interminable lista de inconvenientes.
Desde el área municipal de Medio Ambiente llevan diciéndonos desde hace años que ellos piden al Ayuntamiento que se baje el nivel de decibelios permitido. ¿Quién miente? ¿Por qué nos dan falsas esperanzas si no tienen ni la más mínima intención de hacer nada para solucionar este grave problema?
Según el propietario de la discoteca, su local está muy bien insonorizado, y nosotros seguimos sin dormir dignamente durante años.
Si ahora encima se permite una hora y media más en el horario de cierre, ¿qué nos queda por hacer? Vender el piso (si pudiésemos) y emigrar o seguir llorando de impotencia ¿Por qué nos sentimos ciudadanos de segunda y tan desprotegidos en esta ciudad? ¿sólo pagan impuestos los hosteleros? ¿Tendríamos que crear una asociación de afectados por el ruido para luchar por nuestro intereses?
Se nos tiene que oír. Nuestra salud mental y física está en juego.